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Cuarta Temporada

martes, 4 de enero de 2011

ADELANTO CAP 22 (MITAD-SIN FALTAS DE ORTOGRAFIA)

Porque muchas chicas lo pidieron. Creanme que me dio flojera leer lo demas, pero no quiero comenter muchos errores. Como suele suceder que cambio nombres por otros, o no pongo la rayita o la coma, o el acento simplemente escribo mal. Trato de que todo este de acuerdo y no se cuantas veces lei la mitad del cap que en lo personal se me hizo bastante largo. Espero lo disfruten y en esta ocacion no tengo una cancion que me inspiraran salvo ....electronica y un poco de Tokio Hotel (dogs unleashed) suerte y disfrutenlo.

La mañana había comenzado demasiado bien para demostrarle a Alex algo “similar” a su vida. Aunque sabía apenas duras de que su vida era mucho más dura y algo fastidiosa cuando se trataba de los paparazzi… al grado de no tener una vida normal. Aunque sabía que Alex ya lo estaba asimilando cuando las fotos se aparecieron por toda la internet. De algún modo toda Alemania ya se había enterado de otra mujer en los brazos de él. Tampoco tardarían tanto en saber que esto iba hacer totalmente oficial.
Tom rió por lo bajo al recordar la escena del beso y lo que estaba sintiendo por aquella chica. Mandó todo al demonio y dejó guiarse por donde lo llevaba esto del amor. No pensaba y trataba de evitar lo más que podía en el compromiso. Eso era lo más lo aterraba.
Pero al final de cuentas, Tom estaba seguro de que podía mostrarle el otro lado de la vida de él. Una cena con los chicos y su madre presente para dar a entender que esto no era un juego. Hablaba en serio y más tratándose de una chica como ella, de una chica como Alex.
“Alex” resonó como un eco dentro de su mente mientras un sombrío escalofrió recorría parte de su cuerpo hasta detenerse en su estomago. Eso de mariposas en el estomago le parecía más que tonto, pero no dejaba sentir ñañaras como antes de comenzar un concierto. Intentó no darle prioridad a lo que se avecinaba.
Solo se concentró en que George y Gustav vendrían después de varios largos días sin verse y que su madre prepararía lo mejor para esta noche.
También intentaba recordar un restaurante para llevarla a desayunar esta mañana para que el día le pareciera perfecto, aunque eso significara que tendría que cambiar un poco “lo que era estar un día con él”.
Se miró al espejo cerciorándose de que no habría chico más guapo que él. Sonrío de oreja a oreja por su pésimo chiste y echó a andar camino a las escaleras.
No pudo echar un vistazo a la habitación de su hermano. Bill había llegado muy tarde anoche, pero luego le preguntaría “En que rayos estabas pensando”.
Tropezó con su madre quien acomodaba con la mirada perdida el florero que se hallaba en medio de la mesa principal.
Se preguntó ¿En qué estaría pensando también ella?
-¿Ya te dije que vendría una chica a la casa? –dijo a modo de que su madre no intentara pensar en lo que le causaba tanta melancolía.
Su madre giró su rostro hacia él en modo sorprendida regalándole una sonrisa. Después de eso suspiró.
-Lo sé-.
Casi estaba a punto de preguntarle qué era lo que le estaba ocurriendo, pero era tarde y tendría que recoger a Alex.
-Nos vemos está noche –se despidió Tom antes de echar a correr a su auto deportivo.
Era un fastidio no haber pedido su número telefónico para poder mandar uno que otro mensajito. A pesar de todo se mostraba algo feliz. Y más al no tener que lidiar con las actividades que Alex le hubiera preparado. Aunque también era una lástima que Alex no pudiera continuar con sus actividades recientes por culpa de él.
-No te preocupes –respondió Alex después de que Tom no se pudiera resistir a sentirse culpable- Los viernes son los días en que descanso, pero yo lo veo más como un castigo –rió ante su conclusión- prefiero estar ayudando a hacer cualquier cosa a estar encerrada en mi casa. Me alegra que hayas venido –sonrió de oreja a oreja mirando a Tom.
-¡Uff! Me alegro –suspiró Tom para sí mismo- entonces todos los días te la pasas haciendo esas actividad. Pensé que lo hacías por mí. Provocarme actividades que me hicieran sufrir.
-No –soltó una carcajada- suelo hacer esto porque me gusta. El martes fue el día en que comienza mi semana de “actividades” –hizo un gesto enarcando ambas cejas, lo cual Tom no pudo evitar sonreír- Martes, es el día en que visito a los enfermos, miércoles reparto comida a los desamparados, jueves ayudó a los ancianos.
-¿Y los viernes, sábados, domingos y lunes donde te la pasas?
-Con mi nana –respondió como si estuviera avergonzada. Tom supuso que se refería por la palabra “nana” lo que la avergonzaba.
-Ayer no me dijiste quien era ella.
-Es mi abuela –hizo una pausa como si la estuviera recordándola- ella siempre nos ha cuidado- sonrió de nuevo.
-¡Vaya! –exclamó Tom sin dejar de mirar al frente hacia la autopista. Aun intentaba pensar en un restaurante que fuera lo suficientemente bueno.
-Entonces significa que no haces nada más que eso –dio su conclusión Tom- en pocas palabras eres una floja.
-Calla –intervino Alex con una sonrisa en los labios- solo digo que me gusta ayudar y no le veo nada malo. Y en lo que a mí concierne, solo veo que estamos dando vueltas –señaló soltando una risita.
-Intentó darte un paseo –mintió- apoco no te alegra estar con alguien tan guapo como yo y más teniendo un carro deportivo.
Alex solo asentía felizmente sin creerle ni una pizca a Tom e intentado seguir su juego.
-Enseguida les traeré su pedido –anunció cordialmente su mesero después que los dos pidieran lo del menú de hoy.
Tom no paraba de mirarla. Sabía que esto se estaba haciendo una costumbre pero no le afectaba en lo absoluto. Había cosas que eran las favoritas de Tom como; Cada vez que ella recogía su cabello una y otra vez y lo enrollaba hasta dejarlo caer sobre su hombro derecho con una pose tentadora, el que se mordiera el labio superior cada vez que Tom la miraba y se sonrojaba. Y a penas llevaban unos días de haberla conocido.
-No me mires tanto –se volvió a sonrojar- No me gusta.
-Debo tener tu numero enseguida –sonrió Tom de oreja a oreja mientras sacaba su teléfono celular.
Intercambiaron números de manera rápida para que en tan solo unos segundos después su desayuno estuviera servido.
No pudo volver evitar a mirarla de nuevo. Aunque esta vez algo le llamó la atención. Ella miraba a su alrededor antes de morderle a su sándwich de mega queso.
-¿Qué ocurre? –preguntó Tom dándole un buen bocado a su sándwich similar al de Alex.
Ella negó con su cabeza sintiéndose incomoda. Vaciló un par de veces y de pronto se lo pensó. Tom se limitó a mirarla para una explicación.
-Está bien –se rindió- es solo que creo que ya sé lo que se siente un día contigo –soltó un bufido.
-¿De qué hablas? –quiso una explicación-.
-Me refiero a que supongo que todo el tiempo estamos siendo vigilados por personas con cámaras fotográficas y esas cosas…
-Aun puedes arrepentirte por estar conmigo –aclaró al respecto sin dejar de sonreír. Luego su mirada se volvió seria- creo que debí advertírtelo.
-No te preocupes –respondió- ayer no pude evitar leer lo que decían de mí.
-Solo ignora cómo hacemos Bill y yo.
-Lo sé –se resignó a mirar su platillo. Realmente se sentía humillada.
-Nada de lo que digan es cierto –aclaró Tom sin dejar de sonreír y varias veces negó con su cabeza de un lado a otra como si le hubieran contado un chiste pésimo- pero algo sí es seguro y no tardaran mucho en que las fans se den cuenta en que yo ya encontré alguien con quien prefiero estar a su lado por un tiempo –bromeo-.
-¿Por un tiempo? –sonrió sabiendo que se trataba de una broma.
Intercambiaron una larga mirada. Alex había recuperado la misma mirada agresiva sin quitarle aquella sonrisa tentadora y esos ojos que parecían seducirlo todo el tiempo.

*****

“Maldita sea” Gritaba Sarah empujando todo a su paso. Un par de zapatos fueron lanzados con furia hasta estamparse a la pared dejando un pequeño hoyo de un centímetro aproximadamente. Se enojó más.
La desesperación que ahora despertaba en ella le hacía sentir una impotencia. Impotencia por que no podía hacer nada al respecto. Odiaba tener que discutir una y otra vez con Alex pero no parecía entender. ¿Cómo poder detener algo del cual ahora se ve que está demasiado enamorada? ¿Cómo poder evitar el futuro sentimiento que se aproximaba hacia su hermana? “Diablos” volvió a maldecir.
Sarah había experimentado algo así en su vida a la misma edad que Alex. No quería volver a recordar el dolor por medio de su hermana. Además de que debió pasar mucho tiempo para superarlo.
Recordarlo era como si un agujero enorme traspasara por todo tu pecho. Como si te pusieran una venda en los ojos y no puedas distinguir entre el bien y el mal.
De algún modo tendría que recurrir a un tipo de plan, algo que la hiciera quitar esa venda en los ojos.
-Jamás debí que Tom y Alex se conocieran. Jamás debí llevarla ese día de su cumpleaños contra su voluntad –se quejó casi gritando a pesar de que no había nadie.
Ahora no podía penar en el “hubiera” aunque lo habría deseado mil veces. Recorrer el maldito pasado y no tener que lidiar con estos problemas ahora.
-¿Qué haré?- Se preguntó intentando sostener los zapatos del suelo. Los tomó con sumo cuidado para dejarlos en su armario.
Se sentó sobre el suelo que se hallaba demasiado frio y por supuesto demasiado incomodo para pensar en un plan maravilloso.
El silencio fue lo primero que abundó en la mente de Sarah, así que se dejó llevar por ese silencio. Cerró sus ojos con fuerza para después escuchar un sordo ruido de una camioneta. Abrió los ojos con rapidez para dirigirse hacia la ventana. Era Mina intentado encender su camioneta, algo que no lograba.
Sarah no podía creerlo. Ella era la única capaz de ayudarla a su “gran problema”. Ahí estaban todos sus problemas resueltos. Nadie conocía tan bien –aparte de su hermano Bill- a Tom como ella. Su mejor amiga, quien salía de fiestas cada vez que podían o que su cuerpo se los ordenara.
Una conversación sencilla con ella haría que Tom no siguiera con los planes que quizá pudieran ocasionarle a su hermana.
-Mina –gritó Sarah desde la ventana. Mina volteó extrañamente sin dejar de intentar arrancar su camioneta- necesito hablar contigo, espera unos segundos.
Bajó rápidamente para dirigirse con ella. Parecía como una pequeña ilusión de que sus problemas se resolvieran tan pronto como llegaron. Estaba maravillada.

-¡Qué bueno que te encuentro! –exclamó Sarah una vez que estaba cerca de Mina. Ella solo la miraba confundida dentro de la camioneta. La miró con cara de pocos amigos. –Necesito hablar contigo –habló sin rodeos- quiero que me ayudes a detener a Tom. Tu lo conoces mejor que nadie y sé que sabes de lo que es capaz con una chica. No quiero que hiera a mi hermana.
-Tu … -pensó las palabras correctas concierta confusión en su rostro- tú-estás-loca. –negó con su cabeza e intentó volver encender su camioneta.
-¡Vamos! –le insistió de nuevo con tanta impaciencia que casi pareció que iba apretar la puerta de la camioneta- eres la única que puede ayudarme.
Mina suspiró cerrando sus ojos con impaciencia. Apretó sus labios y se decidió a bajar de su camioneta.
-¿Qué quieres Sarah? – se cruzó de brazos un tanto molesta- ¿Que le diga a Tom que la dejé? –vaciló un poco y luego soltó una carcajada- deja de preocuparte por ellos, me parece que ya están bastante grandecitos como para que sepan que es lo que está bien o no. ¿No crees?
-Sé que Tom la va herir
-Y a ti qué. Sé que la quieres pero es demasiado lista para que Tom la engañe de esa manera.
-No quiero que sufra –se excusó Sarah quien ahora parecía que los papeles se habían dado un giro inesperado.. Ahora ella estaba molesta.
-Que patético –soltó Mina poniendo los ojos en blanco- ahora resulta que te importa tu hermana.
No podía creerlo. Sus planes se habían destruido por completo. Ya podía ver como aquella ilusión llena de felicidad que había sentido hace algunos minutos ahora se transformaba en algo oscuro y tenebroso. Todo se derrumbó. Era lógico que Mina se pusiera de su lado, era su amigo. ¿Pero por qué lo defiende tanto a pesar de que Tom cometiera una crueldad contra alguien? A menos que ella….estuviera con Tom tramando un plan juntos para destruir sentimientos. Sarah se horrorizó enseguida.
-Eres una maldita –ahogó un gritó mientras se retiraba de ella.
Mina volvió a poner los ojos en blanco y se dirigió de nuevo a su camioneta para intentar encenderla. Funcionó.
-Mira … -se dirigió a Sarah quien tenía los ojos como platos sin dejar de mirarla- habla con tu hermana dile lo que sientes y si tampoco te convences, entonces solo te queda la única opción de hablar con Tom.
-Como si le creyera –logro decir entre dientes.
-Pues es tu hermana, ella ya tiene edad para cometer sus propios errores….
-No si yo lo permito –gruñó Sarah con las manos hechos puños a sus costados.
Mina le regaló una sonrisa para volver a suspirar negando con su cabeza de forma divertida. “Hasta luego” se despidió levantando su mano agitando los dedos. Sarah gruñó con fuerza sin quitarle la mirada de encima. Después solo pudo detenerse a mirar como su única esperanza se marchaba lejos.

*****
.....(CENA CON LOS CHICOS...BUENISIMA NO SE LO PIERDAN)

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