A todas aquellas preciosidadesssss de lectorass si quieren enamorarse más.... les sugiero que escuchen esta hermosa cancion ... es lo que me inspiroo..
Tener los labios rojizos, delgados y perfectos cercas de los labios de Tom fue una sensación totalmente diferente hacia las otras chicas. Indiscutiblemente estaba seguro de tener la misma reacción que cuando tenía sexo con alguna chica, aunque con ella solo bastara un pequeño beso.
La estrechó aun más contra su pecho sin querer soltarla. Había sido mágico la forma en que lograban adaptarse tan rápido a la forma de besar. Él prosiguió sin ninguna dificultad y fue poco a poco que dejaron de besarse para mirarse solo a los ojos. Ella lo abrazó inmediatamente, lo cual esperaba algún rechazo como una bofetada por parte de ella, por haber sido tan rápido, pero solo recibió un fuerte abrazo.
Al querer mirarla de nuevo, se dio cuenta de que una lágrima había pasado por toda su mejilla. Él se asusto.
-¿Tan malo soy besando? –bromeó Tom.
Ella negó con su cabeza y se quitó de Tom al momento que intentaba acariciarle el rostro. Él la siguió confundido. El largo silencio que los invadió se sintió incomodo y no supo reaccionar enseguida.
-No quiero que me lastimes por favor –pudo decir con mucho esfuerzo.
Fueron palabras que el mismo Tom temía hacer y era lo que menos deseaba en ella. El día de ayer estaba a punto de intentarlo –tener sexo- pero no pudo, ni siquiera sabía si era su conciencia, o si era el amor.
Sin darle vueltas al asunto, se acercó a ella para besarla de nuevo, el cual fue respondido por ella también. Después había sido Tom quien la había abrazado fuertemente, casi temiendo que la fuera a perder al día siguiente.
-No lo haré.
-Te quiero –confesó con tristeza- no pensé que volvería a sentir esto de nuevo y de pronto a pareces tú- comentó irónica.
Ella lo miró con recelo frunciendo sus ojos. Tom tragó saliva antes de poder volver acercarse a ella de nuevo.
-¿De veras me quieres o soy solo una más en tu lista?
-Si te digo que no había sentido este síntoma me creerías.
-Quizás –sonrió volviéndolo a besar.
Ninguno de los dos pudo quejarse de lo bien que se sentía el besar a esa persona. Durante varios minutos solo fueron besos y abrazos, sin dejar el dulce sabor de boca que esto les provocaba.
Cada minuto era un segundo para ambos, a pesar de lo oscuro que se encontraba el lugar. Solo una pequeña lámpara de la casa de Alex era lo único que podía reflejar el rostro de ellos.
-Debes irte –le dijo cerrando sus ojos profundamente antes de que Tom estrechara sus labios contra los de ella- se hace tarde y mi hermana debe estar preocupada.
Él la estrechó contra la pared tomándole ambas manos con cariño sin dejar de sonreír. “No quiero” pudo decir antes de robarle otro pequeño beso “disfruto estar contigo” y otro besó le quitó la inspiración para hablar.
-¿No crees que fuimos demasiado rápido? –preguntó Alex quien no paraba de mirar a Tom a los ojos. Le gustó mucho la forma en que vestía él.
-Quizás –se encogió de hombros. Él era la persona menos indicada para pensar tal forma. Le gustaba ir a lo que iba.
-Debimos esperar a conocernos mejor.
-Pero ya siento que te conozco –Tom se detuvo un poco al recordar lo que Mary había dicho acerca de la palabra “nana”- bueno… en realidad necesito hacerte una pregunta.
Alex accedió con su mirada sonriendo un poco. Esa mirada fue tan tentadora como para desear otro beso y olvidar el tema tan pronto. Apartó su mirada antes de concentrarse a su pregunta.
-Mary estuvo contándome algunas cosas acerca de ti, pero no quiso decirme algo que tuviste que ver con tu nana.
Ella tomó aire haciendo una mueca de tristeza, pero parecía estar dispuesta a contárselo.
-Mi nana –pudo decir con mucho esfuerzo. Tragó saliva- es una persona….
Pudo haber continuado, de no haber sido por la voz que venía de la puerta de entrada de la casa de Alex. Era su hermana Sarah quien le ordenaba que ya estuviera dentro de la casa. Alex bufó.
-Tengo que irme –le dijo a Tom después de que su hermana había desaparecido.
-Está bien, pero antes de que te vayas, quiero que tú vengas conmigo mañana para demostrarte como es estar un día conmigo.
-Es en serio –rió por lo bajo. No tenía opción, si se quedaban a discutir solo harían más tiempo y eso era más que suficiente para que Sarah interviniera de nuevo- de acuerdo- accedió dando un beso por terminar su conversación.
Todo fue un borrón a su alrededor mientras el camino se abría paso conforme él conducía. Sintió la necesidad de abrazar a quien sea y gritar al mundo la felicidad que corría por sus venas. Nunca había pensando que se sentiría de esta manera al declarársele alguna chica de que estaba loco por su amor. Tampoco ignoraba que el deseo tan fuerte que este sentía le parecía algo tonto y cursi, pero era algo que no podía evitar.
Casi pareció dar pequeño saltos sin dejar de quitar esa enorme sonrisa de su rostro a la puerta de su casa. Su mente ahora la ocupaba Alex, completamente lleno de felicidad.
Ni siquiera se dio cuenta de que su madre se hallaba en la cocina sin dejar de hacer ruido con los cubiertos. La saludó.
-¡Buenas noches! ¿Cómo has estado? –preguntó agachándose a darle un pequeño beso en su mejilla.
-Bien –respondió sorprendida por la forma tan extraña de Tom.
-¿Dónde está Bill? –tenía planeado contárselo a él también.
-No lo sé –respondió con los ojos como platos.
Tom solo se precipitó a llegar a su habitación sin darle mucha importancia al lugar donde se encontraba su hermano “Al fin y al cabo tendría mucho tiempo” pensó para sus adentros. Solo anhelaba con deseo a su guitarra, queriéndola tocar una y otra vez.
Solo le tomó varios segundos para poder sentir la bella sensación de su guitarra. Solo hubo paz. Después de eso, solo en cuestión de segundos, la primera melodía había salido sin complicaciones, abundando la casa entera con las cuerdas principales que Tom tocaba alegremente.